jueves, 31 de marzo de 2011

Yo quiero que se haga esto por favor si, yo creo que ya salió.
It doesn't matter if you love him, or capital H-I-M
Just put your paws up
'Cause you were born this way, baby
My mama told me when I was young
We're all born superstars
She rolled my hair, put my lipstick on
In the glass of her boudoir

"There's nothin' wrong with lovin' who you are"
She said, "'Cause He made you perfect, babe"
"So hold your head up, girl and you'll go far,
Listen to me when I say"

I'm beautiful in my way,
'Cause God makes no mistakes
I'm on the right track, baby
I was born this way

Don't hide yourself in regret,
Just love yourself and you're set
I'm on the right track, baby
I was born this way
(Born this way

sábado, 25 de julio de 2009

Strawberry fields forever!!

Living is easy with eyes closed, misunderstanding all you see.
It's getting hard to be someone...





Let me take you down, 'cause I'm going to Strawberry Fields.
Nothing is real and nothing to get hung about.
Strawberry Fields forever.
Strawberry Fields forever.
Strawberry Fields forever.

Frustración

¿Qué es lo que nos lleva a repetir los mismos errores una y otra vez?
Intentar salir tropezando contra la misma pared.

Sólo quiero perspectiva,
ver lo que está está ahí
lo que pasa frente a mi nariz.

No pido mucho, ya no,
sólo claridad de pensamiento
y libertad de acción.

viernes, 3 de julio de 2009

Más poesía...


Deidad
Amado Nervo

Como duerme la chispa en el guijarro
y la estatua en el barro,
en ti duerme la divinidad.
Tan sólo en un dolor constante y fuerte al choque,
brota de la piedra inerte
el relámpago de la deidad.
No te quejes, por tanto, del destino,
pues lo que en tu interior hay de divino
sólo surge merced a él.
Soporta, si es posible, sonriendo,
la vida que el artista va esculpiendo,
el duro choque del cincel.
¿Qué importan para ti las horas malas,
si cada hora en tus nacientes alas
pone una pluma bella más?
Ya verás al cóndor en plena altura,
ya verás concluida la escultura,
ya verás, alma, ya verás…
0-0-0-0-0-0-0
El Enamorado
Jorge Luis Borges
Lunas, marfiles, instrumentos, rosas,
lámparas y la línea de Durero,
las nueve cifras y el cambiante cero,
debo fingir que existen esas cosas.
Debo fingir que en el pasado fueron
Persépolis y Roma y que una arena
sutil midió la suerte de la almena
que los siglos de hierro deshicieron.
Debo fingir las armas y la pira
de la epopeya y los pesados mares
que roen de la tierra los pilares.
Debo fingir que hay otros. Es mentira.
Sólo tú eres. Tú, mi desventura
y mi ventura, inagotable y pura.

domingo, 24 de mayo de 2009

Lecciones de las cosas

Me enseñaron las cosas equivocadamente...


Lecciones de las cosas

Me enseñaron las cosas equivocadamente
los que enseñan las cosas:
los padres, el maestro, el sacerdote
pues me dijeron: tienes que ser buena.
Basta ser bueno. Al bueno se le da
un dulce, una medalla, todo el amor, el cielo.

Y ser bueno es muy fácil. Basta abatir los párpados
y no ver y no juzgar lo que hacen
los otros, porque no es de tu incumbencia.

Basta no abrir los labios para no protestar
cuando alguno te empuje porque, o no quiso herirte
o no pudo evitarlo
o Dios está probando el temple de tu alma.

De cualquier modo, pues, cuando te ocurra el mal
hay que aceptarlo, agradecerlo incluso
pero no devolverlo. Y no preguntes
por qué. Porque los buenos
no son inquisitivos.

Y dar. Si tienes una capa córtala
en dos y entrega la mitad al otro
—aunque el otro no sea mas que un coleccionista
de mitades de capa. Eso es asunto suyo
y tu mano derecha debe ignorar... etcétera.

Y recibir con ambas mejillas, eso sí.

No siempre serán golpes.

A veces será el ramo de flores que suscita
fiebre de heno. A veces el marisco
que produce la alergia.
A veces el elogio
que, si no es falso, humilla la raíz
y que, si es falso, ofende. Tú perdona,
que es lo que hacen los buenos.

Obedecía. Se sabe: la obediencia
es la virtud mayor.

Y pasaron los años
y yo era la piedra de tropiezo contra
la que chocaba el distraído o,
si mejor emplazada, punching bag
en el que ejercitaban su destreza los fuertes.

A veces me ponía a hacer "viva la flor"
con mis cartas del naipe y llovía la gracia
indiferentemente sobre mis amigos
y los que eran amigos de mis amigos, es decir
mis enemigos.

Y me senté a esperar la medalla o el dulce
y la sonrisa, el premio, por fin, en este mundo.

Y sólo vi desprecio por mi debilidad,
odio por ser el instrumento
de la maldad ajena.

¿Con qué derecho quería santificarme
utilizando vicios o carencias
de los demás? ¿Por qué yo me elegía
como única elegida
y era el mecanismo como el grano de arena
que paraliza toda función? Y, paralíticos,
los activos, pensaban. Y yo era la causa
eficiente de aquellos pensamientos
y no había para mí sino condenación.
Hasta que comprendí. Y me hice un tornillo
bien aceitado con el cual la máquina
trabaja ya satisfactoriamente.

Un tornillo. No tengo
ningún nombre específico ni ningún atributo
según el cual poder calificarme
como mejor o peor o más o menos útil
que los otros tornillos.

Si tuviera que hacer mi apología
ante alguien (que no hay nadie, que nunca hubo
ningún testigo de lo que acontece)
diría que estuve en mi lugar y que
giré en la dirección correcta y a la velocidad
requerida y con la frecuencia necesaria.
Y que no procuré ni que me remplazaran
antes de tiempo, que me permitieran
seguir cuando me había sido declarada inservible.

Y, antes de terminar, quiero que quede
bien claro que no hice nada de lo que hice
por humildad. ¿Acaso los tornillos
son humildes? ¡Ridículo! Y que, menos aún,
mi conducta se entiende merced a la esperanza.

No, ya hace mucho tiempo que el cielo es un factor
que no entra en mis cálculos.

Conformidad, tal vez. Lo que de ningún modo
en un tornillo, como yo, es un mérito
sino, a lo sumo, es una condición.


De: Poesía no eres tú


Poema en audio: Lecciones de las cosas de Rosario Castellanos por Rosario Castellanos

jueves, 14 de mayo de 2009

Gabriela Mistral

Gabriela Mistral, sólo porque sí...


Todas íbamos a ser reinas


Todas íbamos a ser reinas,
de cuatro reinos sobre el mar:
Rosalía con Efigenia
y Lucila con Soledad.


En el valle de Elqui,
ceñido de cien montañas o de más,
que como ofrendas o tributos arden en rojo y azafrán.
Lo decíamos embriagadas, y lo tuvimos por verdad,
que seríamos todas reinas y llegaríamos al mar.


Con las trenzas de los siete años, y batas claras de percal,
persiguiendo tordos huidosen la sombra del higueral.
De los cuatro reinos, decíamos,indudables como el Korán,
que por grandes y por cabales alcanzarían hasta el mar.


Cuatro esposos desposarían, por el tiempo de desposar,
y eran reyes y cantadores como David, rey de Judá.
Y de ser grandes nuestros reinos,ellos tendrían,
sin faltar,mares verdes, mares de algasy el ave loca del faisán.


Y de tener todos los frutos, árbol de leche, árbol del pan,
el guayacán no cortaríamos ni morderíamos metal.
Todas íbamos a ser reinas,y de verídico reinar;
pero ninguna ha sido reina ni en Arauco ni en Copán...


Rosalía besó marino ya desposado con el mar,
y al besador, en las Guaitecas, se lo comió la tempestad.
Soledad crió siete hermanosy su sangre dejó en su pan,
y sus ojos quedaron negros de no haber visto nunca el mar.
En las viñas de Montegrande, con su puro seno candeal,
mece los hijos de otras reinas y los suyos nunca-jamás.


Efigenia cruzó extranjero en las rutas, y sin hablar,
le siguió, sin saberle nombre, porque el hombre parece el mar.
Y Lucila, que hablaba a río, a montaña y cañaveral,
en las lunas de la locura recibió reino de verdad.
En las nubes contó diez hijos y en los salares su reinar,
en los ríos ha visto esposos y su manto en la tempestad.


Pero en el valle de Elqui, donde son cien montañas o son más,
cantan las otras que vinieron y las que vienen cantarán:
«En la tierra seremos reinas, y de verídico reinar,
y siendo grandes nuestros reinos, llegaremos todas al mar».