jueves, 14 de mayo de 2009

Gabriela Mistral

Gabriela Mistral, sólo porque sí...


Todas íbamos a ser reinas


Todas íbamos a ser reinas,
de cuatro reinos sobre el mar:
Rosalía con Efigenia
y Lucila con Soledad.


En el valle de Elqui,
ceñido de cien montañas o de más,
que como ofrendas o tributos arden en rojo y azafrán.
Lo decíamos embriagadas, y lo tuvimos por verdad,
que seríamos todas reinas y llegaríamos al mar.


Con las trenzas de los siete años, y batas claras de percal,
persiguiendo tordos huidosen la sombra del higueral.
De los cuatro reinos, decíamos,indudables como el Korán,
que por grandes y por cabales alcanzarían hasta el mar.


Cuatro esposos desposarían, por el tiempo de desposar,
y eran reyes y cantadores como David, rey de Judá.
Y de ser grandes nuestros reinos,ellos tendrían,
sin faltar,mares verdes, mares de algasy el ave loca del faisán.


Y de tener todos los frutos, árbol de leche, árbol del pan,
el guayacán no cortaríamos ni morderíamos metal.
Todas íbamos a ser reinas,y de verídico reinar;
pero ninguna ha sido reina ni en Arauco ni en Copán...


Rosalía besó marino ya desposado con el mar,
y al besador, en las Guaitecas, se lo comió la tempestad.
Soledad crió siete hermanosy su sangre dejó en su pan,
y sus ojos quedaron negros de no haber visto nunca el mar.
En las viñas de Montegrande, con su puro seno candeal,
mece los hijos de otras reinas y los suyos nunca-jamás.


Efigenia cruzó extranjero en las rutas, y sin hablar,
le siguió, sin saberle nombre, porque el hombre parece el mar.
Y Lucila, que hablaba a río, a montaña y cañaveral,
en las lunas de la locura recibió reino de verdad.
En las nubes contó diez hijos y en los salares su reinar,
en los ríos ha visto esposos y su manto en la tempestad.


Pero en el valle de Elqui, donde son cien montañas o son más,
cantan las otras que vinieron y las que vienen cantarán:
«En la tierra seremos reinas, y de verídico reinar,
y siendo grandes nuestros reinos, llegaremos todas al mar».

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